sábado, 26 de marzo de 2011

Del libro de Joseph Ratzinger, Introducción al espíritu de la liturgia

Parte III: Arte y Liturgia

Capitulo I: La cuestión de las imágenes.

En este capitulo el autor nos inicia recordando el pasaje de Ex 20, 4 o Dt 5, 8 donde las sagradas escrituras nos dicen que no debemos elaborar imágenes, pero hay que observar también en Ex 25, 22, como Dios desea manifestarse a su pueblo, pidiendo que se le elaboren unas placas de oro en Ex 25, 18-20.

Por lo tanto, este tema es extenso en todo lo que podría decir, y Ratzinger va expresando su conocimiento, basado en el antiguo Testamento como ya se ha mencionado y como en el Nuevo Testamento, también se puede sustentar las imágenes cuando pablo habla del Kapporet, el expiatorio del antiguo testamento que ahora se comprende en que Dios quiso hacer patente en su Hijo, su propio rostro.

Seguidamente nos inicia una historia en los iconos, explicando como la resurrección supera el Antiguo Testamento, y todo ello conlleva a una evolución, que se da de la misma forma como se da la evolución del espacio litúrgico, de la sinagoga y el templo, lo cual nos lleva a entender mejor porque en el Judaísmo y en Islam están prohibidas las imágenes.

Por lo anterior, hay que decir que las imágenes son muy propias de los cristianos, ya que así lo demuestran investigaciones de antiguas sinagogas ricamente adornadas con representaciones bíblicas, que no son simple representaciones del pasado sino que son mas bien relatos (haggadá) que ocasionan una presencia, la cual, a su vez despierta la memoria, y es con estos términos donde se inicia a evidenciar que las imágenes en las primeras comunidades nos dan una especie de presencialidad, donde cada uno de los acontecimientos salvíficos se organizan alrededor de los sacramentos y del propio Cristo, el Arca de Noé y el paso por el Mar Rojo se convierten en representación del bautismo, el sacrificio de Isaac y el ágape de los tres Ángeles con Abraham en el sacrificio de Cristo, el evento de los tres Jóvenes o Daniel entre los leones nos permiten entrever la Resurrección de Cristo, y nuestra propia resurrección, es en si la historia de la salvación cobra vigencia en los sacramentos. Pero hay que resaltar que las imágenes tales imágenes son de un amplio contenido escatológico, que tal vez en medio de una pobreza artística nos introducen en una esperanza constante en el mundo venidero y en la venida final de Cristo. Entonces en si, el nuevo Israel nos trae una nueva representación: desde la resurrección.

Continuando, en medio de este significado sacramental ilustrado por datos bíblicos, la primera comunidad tiene una característica muy propia y es la de centrarse en la ilustración de un Jesús Maestro, pero sobretodo un Jesús Buen Pastor, ya que es la mejor representación de un Dios que al encarnarse lleva la oveja perdida de la humanidad, y de esta manera es mejor representado el Logos para esta época.

También el autor nos habla de una transformación de acheiropoietós, imagen de hechura no humana, al Kamulianium, la huella de Cristo en un vestido de mujer y luego el mandilion, donde esta la imagen de Cristo como en la sabana santa de Turín.

Luego teólogo de este libro, recuerda que lo importante esta en descubrir lo trascendente, caminando paso a paso hasta descubrir como los Discípulos, y decir ¡es el Señor!

Luego, se continua con la historia diciendo que las imágenes dan a percibir la divinidad en la creación, que se debe quitar la falsa línea de que las imágenes son un mero retrato, puesto que cada icono como ya se ha hablado, es un camino hacia oriente y hacia el descubrimiento de la Trinidad, en la imagen de Cristo, que nos lleva a ver al Padre, porque ebrios del Espíritu, bebemos de Cristo.

Luego nos habla de una encarnación que Ilustra no en pretérito; luego él habla de cómo se pude observar declaran valiosos aportes en el Concilio de Nicea II. Y como siempre se debe insistir en que la encarnación tiene por objeto la transformación a través de la cruz y de la nueva corporeidad propia de la resurrección, como la liturgia en medio de las imágenes, como lo manifestaban desde los primeros tiempos y como lo sostiene no solo Ratzinger, sino también Ekdokimov, no se pueden alejar de expresar la luz del día primero y la luz del octavo día, que es la misma Resurrección.

Luego cuanta que n

o existía división, ni diferencia ente oriente y occidente hasta el Siglo XII, como lo manifiestan

hasta varios autores, sínodos y eventos como el concilio ya mencionado, donde se observaba la unidad de la creación, la cristología y la escatología, y siempre se vuelven los ojos aun en medio de la cruz, al resucitado, todo cambia cuando llega la época gótica desviándose y mostrando un Cristo sufriente, e imágenes de muerte y dolor, se resalta la crucifixión, se preocupa menos por la historia de la salvación en los sacramentos, nace la piedad popular aparece la imagen de Maria, los santos, y todo enmarcado en un espíritu de suplica, también aparecen las vidrieras en medio de los oscuros muros de los inmensos templos.

En el renacimiento se confunde los mitos paganos con las narraciones cristianas, en el barroco se observa un aleluya hecho imagen, y se sobrepone al hombre, perdiéndole la trascendencia por su autonomía y grandeza humana, luego Trento impregna una liturgia celestial; la Ilustración empujo la fe a un gheto intelectual y social, se acomodo al tiempo en medio de una resignación y abstinencia cultural, y luego aun en medio del Concilio Vaticano II, se llega a lo que se denomina una ceguera espiritual, y entra la pregunta de ¿dónde terminará todo esto? Ya que el arte ha perdido su sentido trascendente, las imágenes tienen que ser para ser captadas en fotos, y el gran teólogo contemporáneo Ratzinger, invita a reconocer los principios fundamentales de un arte que ha de estar supeditado al culto y al final da unas conclusiones sobre como el arte sacro debe ser compatible con la fe en la encarnación, que siempre habrán subidas y bajadas, pero nunca faltaran las imágenes; que el arte sacro encuentra sus contenidos en las imágenes de la historia de la salvación, comenzando por la creación y terminado en la resurrección; que remiten a los sacramentos y que toda imagen de Cristo ha de incluir los tres aspectos esenciales del misterio de Cristo, y en este sentido, será una imagen pascual; las imágenes de Cristo y los santos no son fotografías, y la Iglesia occidental no tiene que renegar de su camino especifico, comenzado hacia el siglo XIII, la libertad del arte no debe ir con la arbitrariedad, y finalmente todo esto no genera una cadena de producción como generan los apartados técnicos, el arte es en toda ocasión un regalo.

PALABRAS CALVES:

Imagen, escatología, sacramentos, acheiropoietós, Kamuliaium, mandilion, trascendencia, Concilio de Nicea II, Este y Oeste, Gótico, Renacentista, Barroco, Ilustración, Encarnación, Misterio pascual.

7 comentarios:

  1. Hola Sebastián.

    Muy interesante tu informe. Es necesario resaltar el significado escatológico de la iconografía desde el campo simbólico; los iconos que son realidades artísticas concretas, comunican realidades mistéricas que nos conectan con la Divinidad.

    Éxitos...

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  2. Sebastián:

    Es necesario resaltar el paso de la imagén del A.T a la imagen del N.T; es decir Jesucristo resucitado, después de un proceso ocupa el lugar del Arca.

    También que bueno que nos puedas establecer la diferencia netre arte sacro y arte religioso.

    Felicidades....

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Muchas gracias; en cuanto a la evolución del Antiguo al Nuevo Testamento, él habla de que este paso es muy similar al del Templo y la Sinagoga, con su evolucion como se veía antes en el libro, y añdiendo que las imagenes son propias de la era crisitiana, iniciando con todo su contendio escatológico y del Resucitado.

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  5. Interesante este aporte. La centralidad de las imágenes en la liturgia no se debe confundir con la adoración que muchos cristianos creen que tiene la Iglesia católica. Las imágenes tienen su sentido dentro de la celebración pero no es trascendente como lo es ese misterio de Cristo.
    Éxitos compadre.!!

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  6. Hola Sebastián, muy interezante como se presenta tu informe,en un modo gradual, del A.T., al N.T.,donde se puede evidenciar que Jesús es la imágen del Padre, y que las imágenes que son propias de la era cristiana tienen como finalidad dirigirnos a la Trinidad.

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  7. Sebastián: dentro de tu informe notamos que el autor del libro hace una excelente semblanza de la importancia y del concepto de imágenes dentro de los textos sagrados, desde el A.T y N.T, además del proceso histórico que ha tenido el arte sacro a trabes de los tiempos, periodos de gran belleza y riqueza artísticas, en el que las imágenes se nos dan como representaciones del misterio de Cristo.
    Tenemos que reconocer en las imágenes una representación de Cristo y su misterio de salvación, imágenes que nos recuerdan que Cristo está entre nosotros y nos a compaña en distintas manifestaciones, que nos conducen a una vivencia concreta de la fe.
    Felicidades.

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